¿A partir de qué volumen de beneficios conviene tener una Sociedad?

Conocer el momento adecuado para pasar de autónomo a sociedad puede marcar una diferencia importante en la optimización fiscal de una empresa o negocio.

¿A partir de qué volumen de beneficios conviene tener una Sociedad?

 

Una de las cuestiones más comunes para autónomos y pequeños empresarios es determinar el momento óptimo para dar el salto y constituir una sociedad. La respuesta suele estar ligada al volumen de beneficios y a cómo se desea gestionar la tributación de esos ingresos.

Beneficios y fiscalidad: el punto de equilibrio

En una sociedad, el titular puede dejar parte de los beneficios dentro de la empresa, evitando que tributen en el IRPF, siempre que el salario que perciba esté valorado a precios de mercado. De esta manera, solo tributa en el IRPF por el importe retirado como salario, mientras que el excedente permanece en la sociedad y tributa al tipo del Impuesto sobre Sociedades (actualmente, el 25 % o incluso menos en ciertos casos).

Ejemplo práctico

Si una sociedad obtiene 60.000 € de beneficio (antes del salario del socio), y este retira esa misma cantidad como salario:

  • El beneficio final de la sociedad sería 0 €.

  • Los 60.000 € tributarían en el IRPF del socio.

En este escenario, la carga fiscal total sería muy similar a la de tributar como autónomo, por lo que no existiría una gran diferencia.

Sin embargo, si los beneficios superan esa cifra y no es necesario retirar todo como salario, la sociedad puede generar ahorros fiscales. Por ejemplo:

  • Beneficio total: 100.000 €

  • Salario retirado: 60.000 €

  • Beneficio que queda en la sociedad: 40.000 € (tributando al 25 % = 10.000 € de Impuesto sobre Sociedades)

  • IRPF sobre el salario: 15.622,50 €

  • Carga fiscal total: 25.622,50 €, frente a 33.462,50 € como persona física.

Consideraciones importantes

El salario debe ser coherente con las funciones desempeñadas. Un sueldo artificialmente bajo o alto puede ser ajustado por Hacienda, recalculando la tributación tanto en el IRPF como en la sociedad. Además, la gestión contable y fiscal de una sociedad implica mayores obligaciones formales y costes administrativos.